Visionario. El Grupo Nacional Vida consolida su diversificación para encarar la construcción de la Clínica de las Américas

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17 de marzo de 2019, 14:00 PM
17 de marzo de 2019, 14:00 PM

Los tres pilares que sustentan la trayectoria de José Luis Camacho Miserendino fueron afianzándose desde muy temprana edad. Su fe la sembró la mano bondadosa de su abuela paterna Adriana, que le enseñó a rezar; la pasión se la contagió su abuela materna Emma, que le imprimió intensidad al rojo vivo; y el amor se lo inculcaron sus padres, con su ejemplo de entrega al trabajo.

Con ese legado y una buena dosis de esfuerzo personal, encaró diversos emprendimientos hasta convertirse en presidente del directorio del Grupo Empresarial de Inversiones Nacional Vida S.A. Para hablar de sus logros y proyectos, compartimos con él un desayuno gentilmente ofrecido por el hotel Radisson en uno de sus elegantes salones.

José Luis comenzó sus estudios en el colegio Don Bosco y salió bachiller del colegio Marista en 1987. Ya en su etapa escolar, su espíritu emprendedor dejaba huella: fue gestor de festivales de música, actividad que le permitió hacer giras por ciudades de Bolivia, e incluso llegó hasta Río de Janeiro, con costos cubiertos por auspiciadores. Su educación universitaria no estuvo exenta de tropezones.

Empezó estudiando Ingeniería Química e Industrial en la Universidad Católica de Córdoba, pero la carrera se cerró cuando cursaba el tercer año. Fue entonces que se dijo a sí mismo: “Lo que empecé, debo terminar. Me gustaba experimentar, mezclar cosas, investigar, innovar. Y así salí de bioquímico”. Más adelante decidió complementar su formación universitaria con dos maestrías: la primera en Salud Pública (Universidad NUR), y la otra, en Administración de Empresas (UPSA).

El mercado de seguros

El joven empresario venía acumulando experiencia en el sector de seguros desde 1995. En los siguientes años se establecerían ciertos hitos en ese mercado, como la conformación de las AFP, cuyos requerimientos de servicios le significaban fondos para las aseguradoras. “Esos fondos permitían desarrollar nuevos emprendimientos, algo muy atractivo para cualquier empresario”, dice Camacho.

Estas oportunidades encontraron resonancia en él, de modo que las planteó a los socios de su padre en la empresa Sergas, además de nuevos participantes. Todos ellos decidieron comprar la empresa Nacional Vida, que era la más pequeña del mercado y que se encontraba con dificultades económicas. “Entré como gerente general; hicimos cambios y en dos años la levantamos. Vimos que era un pequeño tesoro que podía explotarse”, recuerda.

Corría el año 2004 y el Grupo Empresarial de Inversiones Nacional Vida comenzaba a consolidar su visión. Pronto se fueron desarrollando negocios complementarios y la pequeña empresa comenzó a diversificar su cartera de productos hasta llegar a ser lo que es hoy, una compañía líder del mercado de seguros, con una participación del 40%.

En los últimos años se integró de manera horizontal con otros negocios: con los seguros patrimoniales; con la firma Tecorp, que desarrolla software de seguros; y con Conecta, que permite interactuar con los clientes. “En nuestra visión, dijimos que teníamos que ser una empresa que dé un salto cuántico no solo en tecnología, sino en atención al cliente y distribución de servicios”, relata.

Hasta 2014 terminaron de consolidar su modelo de negocios, y luego se preguntaron si convenía integrarse verticalmente en el área de la salud. También decidieron diversificar el riesgo-país cuando en 2018 compraron la empresa paraguaya Fénix Seguros, que ahora, bajo el logotipo del árbol de vida y protección, característico del grupo cruceño, ya registra un crecimiento importante.

La gran apuesta por la salud

Los logros mencionados abonaban el terreno para algo más grande todavía. Luego de analizar la condición en que se encontraban los servicios médicos y hospitalarios de la región, el Grupo se dio cuenta de que a 2.000 kilómetros a la redonda de Santa Cruz de la Sierra, no existía una ciudad con el PIB per cápita de la urbe cruceña.

Además, en ciudades intermedias como Jujuy, o aquellas del norte de Chile y del sur de Perú, había un déficit de prestaciones médicas. “Para nosotros, los servicios de esas ciudades no están plenamente implementados, lo que convierte a Santa Cruz en un polo de desarrollo económico para esas comunidades”, afirma José Luis.

Frente a esa realidad, el grupo vio la gran oportunidad de consolidar su anhelado proyecto: La Clínica de la Américas. Y el jueves pasado, el sueño se puso en marcha, cuando el líder del grupo, sus accionistas e inversionistas colocaron la piedra fundamental del proyecto, que ya se construye en un predio de más de dos hectáreas sobre el sexto anillo y la avenida Beni.

“En una primera fase, esta clínica privada tendrá capacidad para 150 camas, nueve quirófanos, y atenderá unas 25 especialidades médicas con tecnología de punta”, anuncia con satisfacción. Se trata del emprendimiento hospitalario más grande de la región, con una inversión de 60 millones de dólares en una primera fase, llegando a los 110 millones cuando se finalicen las cinco fases.

Este proyecto también se sustenta en su alianza con el Hospital Israelita Albert Einstein, uno de los mejores de América Latina, que incluso forma a sus propios médicos. Además, aprovechando que el Einstein es también el mayor gestor de hospitales públicos en Brasil, la Clínica de las Américas se beneficiará de su know-how para brindar servicios complementarios a los seguros públicos del Estado.

“Nuestra clínica no está pensada solo para atender a segmentos altos de la población. Queremos un impacto social y económico distinto. Queremos generar un antes y un después en el cuidado de la salud desde Santa Cruz”, afirma con optimismo el empresario.

EN FAMILIA

José Luis Camacho Miserendino está felizmente casado con Paula Giannotti Feeney. Tiene dos hijos: José Paulo (14) y Paula Andrea (12). Padres: Kathy Miserendino y José Luis Camacho Parada. Es hincha de Guabirá (¡gracias, abuela Emma!). Le gusta viajar y conocer nuevas culturas. Lee libros empresariales; uno que le marcó la vida fue Piensa y hazte rico, de Napoleon Hill.

Camacho habla de sus emprendimientos en el hotel Radisson