Si entre escritores apostamos por leer la poesía de unos y otros, reseñar brevemente el trabajo de quien se lee, es un granito de arena para que la poesía y literatura boliviana siga posicionándose

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30 de marzo de 2019, 4:00 AM
30 de marzo de 2019, 4:00 AM

Desde hace una década empecé a participar de encuentros, festivales, lecturas de café, congresos literarios, donde la literatura tiene como epicentro a la poesía, espacios académicos y espacios artísticos. En cualquier caso, el sello que le pongo a mi participación en estos espacios por Latinoamérica, gira en torno a la afirmación: el cuerpo del poeta es su poesía.

Así divulgo no solo mi trabajo literario, sino también el de colegas escritores de mi país, resaltando la diversidad de voces y estilos poéticos, la producción literaria boliviana, que muchas veces no se visibiliza en su totalidad hacia el exterior.

Por diversos motivos, no todos los escritores pueden asistir a los encuentros, festivales; por ello considero que, si entre colegas escritores y poetas apostamos por leer la poesía de unos y otros, reseñar el trabajo de quien se lee, esto es un granito de arena para que la poesía y literatura boliviana siga posicionándose internacionalmente, dada la ausencia de una política nacional de divulgación de la literatura boliviana en el mundo. Cualquier espacio para leer poesía, es ante todo un espacio para conocer los temas y estilos predominantes en cada ciudad, país, poeta, etc.

En el FIP Santiago 2018, me preguntaron por qué elijo leer a poetas de mi país, si es poco el tiempo que nos dan para leer mis poemas (7 a 15 min.), mi respuesta es: “El tiempo alcanza para todos”, me siento llamada a compartir poemas de autores Bolivianos, porque soy lectora antes que escritora, porque siento la responsabilidad geopoética de visibilizar las variantes literarias de Bolivia, dejo que mi voz física sea canal de las voces poéticas de mis colegas, especialmente cuando algunos poetas han partido, migrado al cosmos, el llamado es más contundente: leerlos, expresar sus palabras, su creación, hacerlos presente, invocarlos para que aquello a lo que dedicaron su vida esté presente y se siga conociendo, poetas como Emma Villazón, Adela Zamudio, Hilda Mundy, María Josefa Mujía, Yolanda Bedregal, Blanca Wietüchter, por supuesto también es ocasión para leer a poetas contemporáneos, como Gigia Talarico, Sebastián Molina, Patricia Gutiérrez, Paura Rodriguez, Adriana Lanza, Jéssica Freudenthal, Camila Urioste, Lucía Carvalho, Verónica Delgadillo, Melissa Sauma, etc.

Estar en estos espacios implica desplazar el cuerpo de un lugar a otro, entonces, por eso pienso: (el cuerpo del poeta es su poesía), y donde es leído o nombrado el poema, el cuerpo del poeta se hace presente, y la poesía trasciende fronteras e idiomas, la carne y los huesos, la geopoesía dialoga con la historia de los miles de lectores y escritores que atraviesan fronteras, que migran y transmigran, del campo a la ciudad, de la ciudad al continente, del continente al mundo, del mundo al cosmos, del cosmos a la infinitud recobrada en el legado poético de cada poeta.

Desde que llegué a Chile, gracias a las redes que Emma Villazón generó cuando vivió aquí, las redes de la cual me hizo parte cuando la visité, ella y su compañero el poeta Andrés Ajens han sido muy generosos con la poesía y los poetas.

Emma compartía lecturas, sugerencias de estudios, al igual que Sebastián Molina, cuando visitábamos bibliotecas, quien con Roxana Hartmann embellecieron con poemas y pinturas algunos muros y barrios de Santa Cruz, dedicaron tiempo y talento a embellecer los espacios. Me parece relevante mencionar el legado de Emma Villazón y el de Sebastián Molina, ambos poetas nacidos en Santa Cruz de la Sierra, jóvenes que migraron al cosmos, y en su breve paso por la tierra dejaron un legado para la literatura y en el modo de hacer las cosas: con cuidado, con cariño, con dedicación, con una generosidad que traspasa el tiempo y las fronteras, con ambos y junto a Anelisse Arrázola, Milton Sosa, Róger Otero, Ruth Alvarado, Ana Cristina Crespo, Freddy Pérez, y una lista inmensa de amigos que todavía estamos acá, haciendo lo que nos es dado, seguimos hilando las redes, con Alejandra Barbery, Homero Carvalho, Tatiana Orellana en Chile, Margarita Bustos, Omar Lara, René Silva Catalán, Gladys Mendía, Javier Llaxacondor, Ernesto Gonzales, Tamym Maulen y tantos más que nos iremos uniendo en el camino.

La voz poética del poeta está escrita, hacerla escuchar en estos recitales que devuelven la poesía a su origen, la oralidad del poema, la voz del poeta, el poema escrito, el cuerpo del poeta condensado en todas estas fases, para que el latido de la poesía se vuelva concierto y concertemos todos (que no ganen nuestras diferencias, ganarles a ella, eso es poesía).

Los dejo con dos versos de la poeta que abrió un sendero de fraternidad, sororidad, reflexión y crítica literaria para Latinoamérica del poema: y si (todo el oro en oír), en su libro Temporarias y otros poemas. se trata de oír el fuego el río y las olas que saben de la altura de lo solo y lo incierto.

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