Ricardo cree que su hijo de 15 años ha sido captado por una red de trata y tráfico de personas. Desapareció en febrero de 2018 y desde entonces él y su familia se han dedicado a buscarlo, gastando los recursos que no tiene. Pide ayuda a las autoridades

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2 de agosto de 2019, 7:32 AM
2 de agosto de 2019, 7:32 AM

La última imagen que tiene Ricardo de Lemuel es la del 19 de febrero de 2018. Y trata de conservarla nítida en su mente. Eran las 22:00. Era una noche de viento fresco e intenso. Después de una ardua jornada de trabajo y mientras esperaba a su esposa, que debía llegar con el resto de la familia, se tumbó en la hamaca y Lemuel, sentado en el ingreso a su casa, jugaba en su teléfono celular.

        - Yo, de rato en rato, lo divisaba como para asegurarme que seguía ahí. Pero, en un ratito  que cerré los ojos…

La voz de Ricardo se entrecorta y sus ojos se llenan de lágrimas.

Desde entonces han pasado 17 meses y a Lemuel, que en aquel entonces tenía 15 años, es como si ‘la tierra se lo hubiera tragado’. La vida de la familia Pérez Vélez ha quedado en el aire. En Cobija, donde viven, ya han ‘movido’ todo lo que ha estado en sus manos.

Han organizado marchas, carreras pedestres y tocado las puertas de todos los medios de comunicación exigiendo a la Policía y a la Fiscalía que investiguen, pero no han visto resultados.

En Cobija, la familia, compañeros de colegio y amigos organizaron manifestaciones reclando a la Fiscalía y a la Policía celeridad en la investigación

Ricardo dice que al ver que las investigaciones no prosperaban, acudió a los estudiantes de Informática de la universidad estatal de Pando y con ellos logró establecer el flujo de llamadas del teléfono de su hijo. De ese modo supo que, poco antes de desaparecer, Lemuel había recibido una llamada de la ciudad de Santa Cruz.

La búsqueda, que comenzó esa noche de febrero, no ha cesado. En todo este tiempo este padre ha tenido que aprender de leyes, de informática, de procedimientos, de redes sociales y también ha tenido que “gastar lo que no se tiene”.

Con dinero prestado para sus pasajes por tierra, con la foto de su hijo y con la esperanza de que en Santa Cruz alguien lo escuche, emprendió viaje desde la capital de Pando hacia la capital cruceña.

¿Qué encontró? Primero, la solidaridad de otros padres que al igual que él, buscan a sus hijos desaparecidos, bajo la presunción de que fueron captados por las organizaciones criminales dedicadas a la trata y tráfico de personas.

Con ellos, a principio abril, tuvo su primer acercamiento con la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (Felcc), de quien depende la División de Trata y Tráfico de Personas. Así supo que no había coordinación entre esta unidad policial y su par en Cobija. Los investigadores a cargo de su caso no habían intercambiado datos de Lemuel, pese a que los indicios apuntan a un vínculo entre ambos departamentos.

“Después cambiaron a todo el personal”. Ricardo se refiere al escándalo en el que se vio envuelta la Felcc Santa Cruz por el vínculo entre su entonces director, el excoronel Gonzalo Medina, con Pedro Montenegro, requerido por Brasil por tráfico de drogas. Todo el personal de esta unidad fue cambiado y los avances que se hubieran realizado, se paralizaron.

Esta semana, y con motivo del Día Mundial Contra la Trata y Tráfico de Personas, Ricardo ha vuelto a Santa Cruz. “Estoy a punto de perder mi casa. Desde el año pasado me dediqué a buscar a mi hijo y no pude cumplir con los pagos al banco. Pero, llegar a esa casa también es lo peor. Él no está. No sé qué hacer al no saber nada. Cómo estará. Pensar en esto me hace empezar de nuevo, por eso volví a Santa Cruz, tengo esperanza…”.

“Hay que investigar”

Sobre la desaparición de Lemuel, el coronel Jhonny Aguilera, que se hizo cargo de la Felcc Santa Cruz el 15 de abril de este año, comprometió el trabajo de sus agentes. Al ser un caso que se vincula con Santa Cruz “hay que investigar”, dijo a tiempo de informar que una de sus misiones al frente de esta unidad policial es fortalecer la División de Trata y Tráfico de Personas.

Dijo que ya se aumentó el número de agentes en más del 50%, ahora suman 18, y el próximo paso es organizar los procesos, desde la toma de la denuncia de desaparición, aspecto clave para la sistematización y estadísticas, hasta las intervenciones, ya sean físicas o cibernéticas.

“Empoderar a la comunidad”

Para Aguilera es clave “empoderar a la comunidad” con información, que los ciudadanos sepan, por ejemplo, que las organizaciones criminales utilizan las redes sociales, las ofertas de trabajo y becas de estudio para captar a sus víctimas.

Además, es necesario tener presente que este delito tiene 14 fines, como es el caso de la explotación sexual, laboral y venta de órganos.

En 2018, según un informe del Observatorio Boliviano de Seguridad Ciudadana y Lucha Contra las Drogas, dependiente del Ministerio de Gobierno, en Bolivia se registraron 430 casos relacionados con la trata y tráfico de personas, la mayoría en La Paz, Santa Cruz y Cochabamba.

En el primer semestre de este 2019, los casos relacionados con este delito ya bordean los 300. La Paz, Oruro y Santa Cruz son los departamentos que lideran las estadísticas.

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