Los dos heridos de los luctuosos hechos se recuperan en el complejo hospitalario en la ciudad de La Paz. La Policía afirma que se cumplió con pacificar la zona y aguardan instrucciones para dejar el lugar

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24 de junio de 2019, 4:00 AM
24 de junio de 2019, 4:00 AM

Miguel Coico era un muchacho reservista militar y cocalero de 23 años. Vivía en la localidad de Huaycuni, comunidad ubicada a unos 130 kilómetros de La Paz y pertenece a la regional de Trinidad Pampa. Fue una jornada trágica y hasta el momento el Gobierno tiene dos versiones; en la primera acusó a la dirigencia de la Asociación Departamental de Productores de Coca (Adepcoca) por promover hechos de violencia, a los pocos minutos, el viceministro de Régimen Interior, José Luis Quiroga, dijo que se trató de una pelea de familias.

“Queremos pacificar la zona y romper con esta cadena de violencia, de estos hechos que son promovidos por este sector de la dirigencia de Adepcoca, que además es apócrifa, porque tienen que convocar a elecciones, eso es algo que señalan los mismos productores”, dijo el viceministro en la entrevista con Bolivia Tv.

Luego, cuando salió a los medios, la versión fue que se trata de una pelea de familias y que no descartan otras hipótesis. “En el reporte preliminar se hacía mención que era una disputa, una pelea entre dos familias, reiteró es la información preliminar”.

Enemigos

Pero las víctimas descartan una pelea de familias, porque ambas pertenecen a la comunidad de Huaycuni y estaban en Trinidad Pampa porque se iba a realizar una asamblea de la regional cocalera el sábado.

Tatiana Coico, logró relatar parte del suceso antes de ingresar a quirófano para su tercera intervención. “Yo estaba con mi mamá, salimos a la calle, había una reunión, fuimos a mirar un rato, ahí nos sentamos, era temprano, le dije vamos a la casa, era las 19:30 más o menos. Volvimos, las dos nomas estábamos en la calle, ahí uno nomas salieron de la otra calle, de repente, ‘ah con vos quiero hablar, qué han hecho con mi casa ustedes han visto, vos estabas detrás de eso’, me decía el hombre”, empezó el relato.

Luego dijo que se inició una discusión entre ella, su mamá Nancy Huanca, y los agresores, identificados como René Rafael Lluta y sus dos hijos, Juan Carlos Rafael Mamani y el otro conocido como Ch’amuri.

Tanto Tatiana como su mamá identificaron plenamente al padre como el portador del “machete”, un cuchillo de procedencia militar que sacó de su mochila e hizo ademán de golpear con el mismo a Nancy Huanca.

Entre sollozos, la muchacha relató que sentía cómo la apuñalaban y pese al dolor empezó a escapar hacia otra calle, mientras los agresores se ensañaban con la madre.

Los gritos de auxilio de Nancy Huanca atrajeron a los parientes de ella, Miguel y Héctor Coico, quienes corrieron desde una pendiente y al ver los cuchillos, agarraron piedras que lanzaron contra los agresores que se concentraron en defenderse.

Fue en ese forcejeo que Miguel recibió dos puñaladas letales, una en lado derecho del pecho y la más fatal en el costado izquierdo de la costilla, que posiblemente sea la causante de la muerte. Su hermano, Hector, otro muchacho de 20 años, recibió dos puñaladas también, aunque en zonas que no comprometían su vida.

Tatiana recibió ocho puñaladas, la más grave en el pecho y su madre relató que la muchacha tenía puesta una chamarra que posiblemente le salvó la vida porque resistió al puñal, que no ingresó totalmente. “La chamarra de mi hija era dura, no sé con qué fuerza habrá hecho que ha entrado el machete”.

La señora Nancy Huanca dijo que nunca habían peleado con esa familia y que jamás tuvieron una rencilla en su comunidad. Desconoce por qué fueron agredidas y solo escuchó que las responsabilizaron de la supuesta destrucción de los vidrios de las casas de la familia Rafael.

Luego del ataque, los agresores escaparon hacia el monte y, como estaba oscuro, los familiares optaron por socorrer a las víctimas y una vez trasladados a los centros de salud emprendieron nuevamente contra las propiedades de la familia Rafael y quemaron otras dos viviendas. La familia Rafael no salió a defender sus propiedades y prefirieron abandonar la población.

El detonante

Trinidad Pampa vivió tres días de violencia, desde el jueves cuando llegó un contingente policial que supuestamente realizaba un operativo antidrogas y gasificaron a la población. La Policía tuvo que retroceder hasta la localidad de Coroico, luego del enfrentamiento con los pobladores. Fue en esa oportunidad que los comunarios identificaron a René Rafael como el dueño de las pozas de maceración de droga que habían descubierto, se produjo una reacción y quemaron autos y casas de esa familia en Trinidad Pampa.

El viernes no había pasado nada y el papá de Tatiana Coico, dirigente regional de Trinidad Pampa, relató que él había llamado a la pacificación y que debía reunirse la Asamblea para definir qué pasaría con la familia Rafael. Esa Asamblea fue convocada para el sábado en la noche, cuando se produjo el ataque de la familia acusada de tener la poza.

Aunque ayer surgieron versiones de que eran dos los fallecidos, EL DEBER constató que solo se trató de una víctima y dos heridos, los mismos que fueron trasladados al hospital de Clínicas y al hospital del Torax.

El velorio

Desde ayer en la mañana, los pobladores de Trinidad Pampa organizaron el velorio de los restos de Miguel y en medio de su tragedia llegaron cientos de policías ante la apatía de los comunarios quienes lamentaron la ausencia de las autoridades cuando se los necesitaba.

Los dirigentes y la familia de Miguel accedieron a que las autoridades del Instituto de Investigaciones Forenses (IDIF) realicen la autopsia porque la primera opción era trasladar el cuerpo a la ciudad de La Paz, que finalmente no se produjo por el trabajo desarrollado en la zona.

La muerte de Miguel Coico se suma a la de Eduardo Apaza, acribillado a tiros en la localidad de La Asunta el 13 de junio. En el primer caso, el Gobierno habla de una pelea de familias y en el segundo acusó directamente a los dirigentes de Adepcoca Sergio Pampa y Roberto Puña como los principales responsables. Esa acción fue interpretada como otro intento de tomar el mercado.